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i echamos la vista atrás, nos daremos cuenta de cómo en solo unos años ha cambiado la conciencia social que tenemos sobre el mundo animal. Nuestra relación con ellos ha mejorado notablemente y, por tanto, ahora el contacto es mayor.

En este sentido, diversos estudios avalan los beneficios de los animales para la salud de las personas

Sin embargo, es importante destacar que los profesionales que los tratan a diario están expuestos a determinados riesgos veterinarios.

 

Riesgos

Cuando hablamos de veterinarios, enseguida pensamos en los veterinarios de clínica. Aunque esta sea una de las salidas más conocidas de la profesión, no es la única. Por ejemplo, los veterinarios de campo, que no trabajan con animales domésticos, sino con animales de granja, son igual de comunes y además están expuestos a otros riesgos, diferentes a los de los primeros y, por tanto, a enfermedades distintas.

En general, los riesgos pueden ser:

  1. Riesgos psicosociales. Son aquellos relacionados directamente con la organización, el contenido del trabajo y el desempeño de la tarea, y pueden afectar a la salud, ya sea física, social o psíquica. Uno de los más habituales es la fatiga por compasión, desarrollada por el vínculo emocional que se establece con el paciente (contacto diario con el dolor, sufrimiento, etc., del animal).
  2. Riesgos biológicos. Aparecen como consecuencia de la exposición del veterinario a agentes biológicos de los animales. Así, las principales vías suelen ser: mordeduras, arañazos, inhalación de bioaerosoles y cortes con herramientas punzantes.

El contacto con los agentes biológicos puede derivar en dermatitis, reacciones alérgicas o enfermedades más graves, como la rabia o la toxoplasmosis; algo muy poco usual y que solo ocurre cuando los animales no están vacunados o son silvestres.

 

Prevención:

Los expertos señalan algunas medidas que ayudarán a prevenir en lo posible el riesgo de exposición a agentes biológicos:

  • Utilizar correctamente las herramientas, sobre todo aquellas punzantes.
  • Aislar a los animales enfermos.
  • Gestionar de forma adecuada los residuos biológicos.
  • Limpiar, desinfectar y esterilizar los instrumentos empleados y las instalaciones.
  • Utilizar el EPI correspondiente guantes de protección, protección respiratoria, protección ocular…

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